MISIONERO LAICO PARA SERVIR
Su carisma es llegar a los niños y a los jóvenes y les repite: “la alegría es parte fundamental de la vida del joven, por eso debes decir adiós a la tristeza, a la melancolía, a refugiarte en el alcohol o la droga. Tienes que ser autónomo, entusiasta y reflejar vida. ¡Solo se vive una vez! Piensa antes de actuar”. Estas palabras están sustentadas en su rostro donde predomina una sonrisa que denota la alegría del que sigue al Señor Jesús.
Teniendo 10 años fue invitado a formar parte de un movimiento italiano, los Misioneros de la Consolata, quienes le inculcaron un especial amor a la Santísima Madre de Dios. Participó de trabajos comunitarios donde cada día tenían que organizar diferentes actividades, arreglos del altar, reflexiones y estudios bíblicos.
Entró a formar parte del movimiento de Schoenstatt en 1971 en Nueva York gracias al Padre Ernesto Durán y al Padre Boscamp. En 1972 llevó el cuadro de la Mater a Manizales donde se conformaron grupos de familias, matrimonios, y seminaristas de donde nacieron 14 sacerdotes. Su madre lo asistió en guiar a estos grupos, a más de encargarse de propagar la devoción a la Mater Peregrina. Uno de esos sacerdotes, el Padre Armando Sánchez, fundó en Armenia un Santuario de Schoenstatt.
Acompañado de 54 jóvenes y niños visitó Guayaquil en 1987, 30 de ellos sellaron su Alianza de Amor con la Mater. Fueron ellos, quienes con su Capital de Gracias y con la ayuda de los laicos construyeron el Santuario del Café en septiembre 15 de 1995. En la actualidad, estos jóvenes son profesionales y constituyen las bases que dan vida al Santuario de Pereira en lo espiritual y en lo económico.
Hoy, Gabriel enfrenta una disyuntiva espiritual pues el Obispo Auxiliar de Cali, Monseñor Julio Hernando García, lo ha invitado a participar de la vida sacerdotal. Está esperando una respuesta del Ángel del Señor. Hará lo que siempre ha hecho de su vida: un constante SÍ a la voluntad del Eterno Padre Dios.
Deja un mensaje a la familia del Ecuador: -Cuando se encuentren frente a una tentación, repitan: “ Mater, Padre: muéstrenme el camino”. Apártense y reflexionen-.